Dime cómo andas, y te diré como te corres...

Una de las razones por las que siempre he frenado el impulso de lanzar a los cuatro vientos mis muchas y nunca bien ponderadas teorías sobre lo humano y lo divino, -lo comentaba el otro día con mi agente, ¿verdad?- ha sido considerar que ya se han dicho suficientes gilipolleces en lo que llevamos de historia como para aburrir al personal con alguna más. Y para reafirmarme en esta idea, cada poco tiempo aparece un grupo de científicos con algún nuevo disparate. El último ha sido publicado recientemente por the Journal of Sexual Medicine, según leo en eurekalert. En el estudio, liderado por Stuart Brody, de la West of Scotland University, fueron grabadas mientras caminaban dieciséis chicas que habían pasado un cuestionario previo sobre sus hábitos sexuales. Pues bien, un grupo de sexólogos debidamente capacitados (sic), fue capaz de inferir qué mujeres tenían orgamos vaginales de forma habitual tras verlas caminar en los vídeos. Al parecer, la suma de la longitud de zancada, y la rotación vertebral fue mayor para las mujeres con orgamos vaginales -ahí queda eso-. Una de las interpretaciones de los investigadores fue que esto podría reflejar el flujo energético liberado, que irradia desde las piernas hasta la columna vertebral, a través de la pelvis. 

Como siempre, hay varias explicaciones plausibles para los resultados: determinadas características anatómicas podrían favorecer el orgasmo vaginal, determinadas otras podrían bloquearlo... (o sea, que no tienen ni puta idea de por qué se dan esas diferencias).

En cualquier caso, hay una buena noticia que se desprende del estudio. Chicas: podéis estar tranquilas. Si mientras paseáis por el parque alguien os mira el culo fijamente, no os preocupéis. No será un sátiro ni un salido veraniego; casi con toda probabilidad será un sesudo científico realizando un nuevo estudio imprescindible para el bien de la humanidad. Sonreid y seguir meneando las caderas...